domingo, 7 de octubre de 2007

Siempre expresa lo que sientes

Siempre dí lo que sientes y haz lo que piensas...

* Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
* Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más.
* Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente.
* Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría te quiero y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero y que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo.

Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas.

Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para un sonrisa, un abrazo, un beso, y que estuviste muy ocupado para concederle a alguien un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos.

Y para graficar, una escena de una película que me gusta mucho, Love Actually

domingo, 30 de septiembre de 2007

Use filtro solar



* Hacer algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse.
* Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
* Exponer tus ideas y tus sueños, es arriesgarse a perderlos.
* Reír, es arriesgarse a parecer un tonto.
* Llorar, es arriesgarse a parecer un sentimental.
* Amar, es arriesgarse a no ser correspondido.
* Vivir, es arriesgarse a morir.
* Esperar, es arriesgarse a la desesperanza.
* Lanzarte, es arriesgarse a fallar.

Pero los riesgos deben ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse.

La persona que no arriesga, no hace, no tiene, no pretende, no anhela...

Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, placeres y alegrías pero te estarías perdiendo de aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...

Sólo el que se arriesga es realmente libre.

sábado, 22 de septiembre de 2007

EL AMOR VERDADERO...

Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga, en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente:

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano teólogo que le dijera donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y donde estaría ella. Mi padre
escuchaba con gran atención. De pronto pidió: "llévenme al cementerio". Papá -respondimos-, ¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora! Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: "No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años". Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 buenos años ..saben? Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Hizo una pausa y se limpio la cara. "Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cambio de empleo", continuó, "..Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad, compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera
de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores............. Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera..."Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: "Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día". Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron
debatirle, ese tipo de amor era algo que no conocían.



Reflexión:

- Para saber el valor de un semestre:

Pregúntale a un estudiante que reprobó el examen final.

- Para saber el valor de un mes:

Pregúntale a una madre que ha dado a luz prematuramente.

- Para saber el valor de una semana:

Pregúntale a un editor de la revista semanal.

- Para saber el valor de una hora:

Pregúntale a los amantes que esperan para verse.

- Para saber el valor de un minuto:

Pregúntale a la persona que perdió el tren, el autobús o el avión.

- Para saber el valor de un segundo:

Pregúntale a quien haya sobrevivido de un accidente.

- Para saber el valor de una milésima de segundo:

Pregúntale al atleta que ganó una medalla de plata en las Olimpiadas.



El tiempo no espera a nadie. Atesora cada momento que tienes. Lo atesorarás
mucho más si lo compartes con alguien especial.


Fuente: scoutstarija@groups.msn.com

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El Comienzo...



“A veces todo lo que necesitas es un abrazo”. Así comenzó Free Hugs Campaign, la historia de una persona conocida como Juan Mann, que un día decidió dar abrazos gratuitamente a la gente en la calle. Por pequeñas casualidades de la vida los abrazos de Juan Mann han roto todas las fronteras, hasta convertirse en un movimiento mundial. Pero eso es otra historia, el final de esta historia.

Enero de 2004, Sydney. Juan Mann acaba de volver de Londres y se siente solo. Sus mejores amigos están lejos, sus padres se han divorciado, ha roto con su prometida y su abuela está muy enferma. Necesita algo para alegrarse así que va a una fiesta, en la que una absoluta desconocida se le acercó y le dio un abrazo. ” Me sentí como un rey, fue lo mejor que me ha pasado nunca” confesaba recientemente en una de las pocas entrevistas que hay de este personaje. Ese abrazo cambió su vida, y quizás la del resto del mundo. Seis meses más tarde, un 30 de junio, Mann salió a la calle, al Pitt Mall Street de Sidney, dispuesto a repartir abrazos gratuitamente. La gente le miraba extrañada, no sabía cómo reaccionar, hasta que pasados 15 minutos logró el primer abrazo de una anciana.

Juan Mann siguió con su campaña y todos los jueves por la tarde repartía sus abrazos en el mismo lugar de la ciudad más poblada de Australia. Pronto más gente se unió a la causa llegando a aparecer en algunos diarios australianos. Todos debían respetar unas mínimas normas: sólo abrazos, nada de citas, ni nombres, ni números de teléfono. De hecho el propio nombre del protagonista de esta historia es una incógnita, ya que en realidad Juan Mann (pronunciado “One Man”, un hombre) es un juego de palabras.

Un día Juan Mann abrazó a Shimon Moore (guitarrista y líder de los Sick Puppies, cineasta, actor…) que por aquel entonces trabajaba como hombre anuncio en Pitt Mall Street. ¿Por qué haces esto?” le preguntó, y Mann le dio la misma respuesta que a todo el mundo: “porque me gusta dejar sonriendo a la gente cuando se separan de mí” . Shimon se quedó sorprendido “pensé que era la idea más alucinante que había visto en mi vida” declaraba recientemente en una entrevista, así que, decidió grabar en vídeo la historia de su amigo Juan pensando en un posible documental.

La popularidad de Mann y la cámara Moore llamaron la atención de las autoridades de Sydney que tomaron una absurda medida: prohibieron a Mann que siguiera con su campaña salvo que suscribiera un seguro de responsabilidad civil de 25 millones de $. Lógicamente esto no estaba al alcance de Mann. Pero nuestro héroe no se rindió y aunque acosado por la policía, siguió con su campaña aunque recogiendo firmas para presentar frente a las autoridades y seguir repartiendo abrazos. Recogió más de 10.000 que presentó en el ayuntamiento de Sydney que revocó la prohibición.

La historia siguió su curso hasta que un inesperado hecho desencadenó un nuevo rumbo. La abuela de Juan Mann falleció. La noticia llegó hasta Shimon Moore que en la actualidad reside en Los Angeles, y que pensó que tenía que hacer algo tratando, muy en el espíritu del Free Hugs, de arrancar una sonrisa de Mann. Así que recuperó las horas de grabación y realizó una especie de videoclip con las imágenes de Mann y un tema de su banda (’All the same’). El montaje lo hizo en una noche y se lo envió a Mann en un CD con el mensaje: “esto es lo que tu eres”. Además lo colgó en YouTube, seguro que ya lo has visto…

Fuente: http://www.pixelydixel.com